Gabriel Alejandro Zerpa Perdomo
Gabriel, un joven venezolano de 19 años, ha recorrido un camino lleno de retos y oportunidades desde que emigró en 2018. Su historia con los zancos comenzó cuando su padre le entregó un par fabricado por él mismo, un regalo que marcaría el inicio de una nueva etapa en su vida. Este objeto no solo representa el amor y el apoyo de su padre sino también su resiliencia traducida en la capacidad de Gabriel para adaptarse y prosperar en circunstancias cambiantes.
Después de vivir dos años en Perú y un tiempo en Cúcuta, Gabriel encontró en los zancos no solo una forma de arte sino también un medio de vida. Trabajando en semáforos y eventos privados, los zancos se convirtieron en una extensión de su ser, permitiéndole expresarse y ganarse el respeto y la admiración de quienes lo rodean. A pesar de los desafíos enfrentados, como la pandemia, que lo obligó a regresar temporalmente a Venezuela y a dejar sus zancos a cargo de un amigo en Cúcuta, su pasión por el arte callejero nunca menguó. Al regresar a Colombia y recibir nuevamente su herramienta de trabajo, los zancos simbolizaron la continuación de su viaje, un recordatorio de la importancia de la amistad y la confianza.
Para Gabriel los zancos, más que una herramienta de trabajo, son un símbolo de libertad, creatividad y la afirmación de su identidad como artista de calle. A través de ellos ha aprendido el valor de la perseverancia, la humildad y el impacto positivo que puede tener en la vida de los demás, demostrando que el arte puede surgir en cualquier lugar y transformar cualquier espacio en un escenario de esperanza.