Brayan Enrique
Brayan González, un resiliente joven de 19 años originario de Maracaibo, Zulia, lleva tres años viviendo en Apartadó, municipio de la región de Urabá a la que llegó por recomendación de algunos familiares que ya habían vivido en él. Su viaje hacia una nueva vida comenzó con un regalo de su padre: un par de tennis, esenciales para la ardua caminata que enfrentarían juntos hacia Colombia. Además de práctico, este regalo es el símbolo de la travesía, de los pasos recorridos en busca de oportunidades y calidad de vida.
Durante su travesía, Brayan y su padre, enfrentaron desafíos económicos y físicos, caminando largas distancias y esperando la generosidad de extraños para avanzar. A pesar del dolor y el cansancio, esos tennis cargaron cada paso con determinación.
Brayan habla de sus tennis con nostalgia y gratitud, especialmente ahora que su padre ha seguido su propio camino hacia Estados Unidos. Sin embargo, Brayan eligió quedarse en Apartadó, donde ha reforzado lazos familiares y ha comenzado a construir su vida, trabajando como cocinero.
Hoy, los tennis reposan, intactos, como un tesoro personal. Para Brayan, representan un desafío superado; son un testimonio de cambio, un símbolo de la distancia recorrida y de los lazos que, a pesar de la separación, permanecen inquebrantables. Los conserva no para usarlos, sino como un recordatorio constante del valor de la perseverancia y del amor familiar, elementos fundamentales que lo han sostenido en su nuevo inicio en Colombia.