Gabriel Elías León Quintero
Gabriel León Quintero, con solo 16 años, narra la historia de un buzo cargado de amor y promesas que marcó su partida de Venezuela hacia Colombia a la edad de 11 años. Este buzo, obsequiado por Rosemary Arteaga, quien ha sido como una segunda madre para él, simboliza mucho más que un simple abrigo contra el frío; es un abrigo para el alma, lleno de cuidado y esperanza.
El gesto de Rosemary al regalarle el buzo a Gabriel, justo antes de su viaje, buscaba aliviar no solo el frío físico sino también la tristeza y el miedo ante lo desconocido. Este objeto se convirtió en un símbolo de la promesa de Gabriel de volver a su municipio natal en Cuba, Estado Miranda, y reencontrarse con Rosemary, evidenciando la profunda conexión entre ellos.
A lo largo de los años, el buzo ha tomado vida propia, manteniendo firme la espera de Rosemary y simbolizando el afecto y los recuerdos compartidos durante la crianza de Gabriel. A pesar de que han pasado más de cinco años desde que se selló este pacto, el lazo afectivo se mantiene fuerte y extendido, aun cuando Gabriel encuentra en Medellín un nuevo camino lleno de oportunidades para su desarrollo artístico, académico y profesional.